miércoles, noviembre 04, 2009

El horizonte está gobernado por los océanos.
Me traspasa el miedo,
dejándome como una hoja a la deriva.
Mi duda es una osadía,
quedan muchas estrellas
hasta llegar a ti,
y mi fe está en lo desconocido.

Cómo es que pronuncio tu nombre,
dulce susurro, que viaja
al corazón, a la cúspide,
y a la flor que se abre.

Suelto mis velas.
Gobiernas los vientos.
No tengo nada.
Disuelto.